Por: Paola Tinoco Cote
Era mi turno, les leí algunos cuentos basados en historias que he escuchado aquí en la vereda Victoria Alta y que convertí en microcuentos de terror. Lo que más me gustó fue el asombro de mi querido público al saber que escribo y que esas cosas pasaron por estas tierras. A mí también me sorprendió escuchar los cuentos escritos por l@a niñ@s del Bosque Escuela. Me parecieron historias interesantes, hechas con humor y bastantes recursos literarios, ojalá los publiquen. Esto sucedió en uno de los eventos del Festivalito, en donde se alternaron lecturas y cortometrajes.
En Kunagua, un lugar en el que frecuentemente pasan cosas sorprendentes, hicimos el Festivalito de las Letras. Allí, guiados por nuestra maestra del bosque, Lina Echavarría, en un recorrido de 2 horas, nos adentramos en ese sorprendente lugar que guardianamos entre todos y nos dimos tiempo para escuchar lo que decían sus hojas descomponiéndose en el suelo, para leer en letras de raíces lo profundamente conectado que está y para reconocer el poder de la regeneración de la que somos testigos.
También exploramos el leer los cuerpos, leer el juego entre el desequilibrio y el equilibro. A través de dos talleres de Danza Contacto guiados por dos voluntarios que estaban en la reserva Chuguacá, (la finca de Martha y Timotheé) fuimos convirtiendo el movimiento en historias con risas, poesía, incertidumbre, confianza, sorpresa, cansancio y muchas cosas más. Uno de los ejercicios consistió en usar palabras escritas, luego bailar y hacer un poema, un coqueteo entre el mundo de las letras y la danza.
En el marco del evento se presentaron tres libros. El primero “Por un buen vivir” de Erwin Fabián García. El debate se centró en el tema de educación y fue sorprendentemente interesante, mesurada y respetuosa la conversación. El tercero se llama: “¿Qué le pasa al a Montaña”, un libro escrito por Karen Micán y Camilo Rodríguez que habla sobre las historias de la vereda Azafranal. Estos jóvenes se ganaron una convocatoria del ICANH (Instituto Colombiano de Antropología e Historia) y resaltaron los personajes de su vereda: el señor de la tienda, el de la moto, los campesinos y sus problemáticas relacionadas con el uso de agroquímicos, las basuras, la forma de curar los males del cuerpo, todo a partir de un cuento ilustrado en que puedes elegir 9 finales diferentes .
El segundo libro que se presentó merece mención especial, lo escribió Jose Aristizabal. Pero antes, quiero contarles que este festivalito de las Letras tuvo su origen en una propuesta de José quien en el mes de marzo nos propuso -a Juan Carlos, Magda y a mí- que hiciéramos unos talleres a los niños y niñas de la Red sobre escritura y comunidad. Y nos pusimos manos a la obra, así que él hizo talleres de escritura para l@s niñ@s de Crianza y Bosque Escuela. El que habíamos programado en la escuela de la vereda se canceló porque en el pueblo se celebró el día del profesor y no había clases.
Volviendo al libro de José Aristizabal, titulado “Amor, Poder y Comunidad” que recientemente fue presentado en la Feria del Libro de Bogotá, es una profunda reflexión sobre cómo la sociedad está perdida en el consumo y su salvación está en las pequeñas comunidades invisibles que desde el amor ejercen el poder ser, hacer, consensuar, de adentro, como proceso.
Angelita de Wakan Pancha vinculó música y letras. Al ritmo de canciones y poemas, con sus amigos nos fueron entregando su corazón roto, enamorado, feliz y seductor. En su propuesta pasamos a leer poemas y descubrimos al Juan Atonatiu compositor y al Camilo Figueroa poeta. Al evento vino un famoso poeta colombiano, Jhon Galindo, quien hizo un podcast en vivo mientras leyó poemas a las cosas. Además, nos regalaron una importante donación de libros para la naciente Red de Bibliotecas de Kunagua.
La Red de bibliotecas es una propuesta de Ibitekoa que consiste en subir a una base de datos los libros que queramos poner a disposición de la red, y diseñar un formato de préstamo. Uniendo nuestras bibliotecas tendremos una gran Biblioteca Rural.
El cierre de Festivalito fue muy divertido, de nuevo mezclamos letras y música e hicimos karaoke: Matías cantó tango, Juan Atonatiu cantó metal y hip-hop, y por supuesto la generación de los 80`s salió con su repertorio a grito herido. ¡¿Pueden creer que hasta tuvimos sopa de letras?! La maga de Laura Silva se ocupó de ese detalle de fina coquetería.
Este evento fue de entrada gratuita, algunos aportamos alimentos y hospedaje para los talleristas, y Matías y Mariana vendieron algunas cosas de comer. Gracias a todos los que hicimos posible este evento, en especial a Juan Carlos, Natalia y Camilo Figueroa, quien se ocupó de los flyers, la difusión y la transmisión en vivo del evento.
El encuentro se llamó Festivalito porque esperamos realizar varios eventos en los que podamos convocar nuestro corazón creativo que fluye entre el teatro, la danza, las artes plásticas, la arquitectura, el circo, la música, los títeres, el cine y la literatura. Es increíble lo potentes que somos en las artes, así que espero que haya muchos festivalitos que nos lleven al gran Festival de Artes de la Red Kunagua.
¿Qué nos esperará en el próximo festivalito de las artes que estamos programando para la semana del 14 al 20 de julio? Por ahora quedamos atent@s a propuestas y que la magia kunaguera se manifieste!
Desde la distancia suspiro de amor!!